viernes, 12 de junio de 2015

Como el perro y el gato. Feliz fin de semana.

Hola a tod@s.

Por fin viernes, ¿Cómo ha ido la semanita?, ¿Bien? ¡¡Perfecto!! Así me gusta.

Quiero agradecer antes de nada los mensajes que recibí la semana pasada sobre el post "Los genios que llevas dentro" , es un placer saber que os gustó. Hoy me gustaría compartir con vosotros una fábula, que hace mucho que no os escribo una. 


Cuenta la historia, que una familia con dos niños adoptaron a un gatito recién nacido, el papá quiso regalárselo a sus hijos para que aprendieran a valorar y ayudarlos a ser más responsables. Pasados un par de meses, estaban jugando los niños en el jardín con el gatito y apareció el vecino con sus dos hijas y un cahorrito de pastor alemán. Los niños al ver el perro salieron corriendo a contárselo a su papá.

El hombre se acercó al vecino y le dijo: Tendrás que tener cuidado porque tu perro podría matar a mi gato. A lo que éste respondió: De ninguna manera, mi perro es un cachorro, crecerán juntos y serán amigos, ya lo verás, no habrá ningún problema.

Y así fue, los dos cachorros crecieron juntos y eran dignos de ver revolcándose en el jardín jugando, unas veces en casa del perro y otras en la del gato.

Habían pasado al menos tres años y al llegar el verano, el dueño del gato se fue a pasar un fin de semana a la playa con su familia. El domingo por la tarde,  la familia del perro  estaba sentada en su jardín cuando de repente... apareció el perro con el gato entre sus dientes, sucio de sangre y tierra, el gato estaba muerto.


La reacción fue darle una paliza al perro  que casi lo matan, el hombre gritaba - ¿Y ahora qué?, ¿Que le diremos al vecino cuando vuelva?, tenía razón, no pueden convivir los gatos con los perros, son demasiado diferentes.

En unas horas llegarían los vecinos de la playa y todos los miembros de la familia se preguntaban que podrían hacer, mientras el pobre perro se lamía las heridas que le había provocado la brutal paliza.


El más pequeño de los hijos dijo - ¡Tengo una idea! Lo bañamos, lo secamos con el secador y lo dejamos limpito en su jardín. Y así lo hicieron, cogieron al gato lo bañaron , asearon, secaron y lo pusieron en el jardín como si estuviera durmiendo. Parecía que estaba vivo.

Al llegar los vecinos a su casa se escucharon los gritos de los niños, no habían pasado cinco minutos cuando llamaron a la puerta del dueño del perro y éste les  preguntó - ¿Que ha pasado?. El vecino dijo - el gato había muerto... no entiendo como apareció de nuevo aquí.
¿Cómooo? Dijo el dueño del perro. 
Si, murió el viernes por la mañana y mis hijas lo enterraron en el jardín de casa antes de irnos a la playa.

Fin de la historia.


Reflexiona sobre este cuento,  imagínate la cara del dueño del perro después de haberle pegado una brutal paliza al pobre animal. El héroe y protagonista de esta historia, el perro, seguramente estuvo buscando a su a amigo por  el jardín todo el fin de semana, posiblemente desesperado al olfatear y comprobar que estaba en peligro (enterrado), escarbaría hasta poder rescatarlo y como no podía ser de otra manera, se lo lleva a sus dueños para que intenten salvarlo.

Quizás los seres humanos deberíamos  aprender a no prejuzgar con tanta rapidez, quizás deberíamos empezar a vernos como visitantes de este planeta con los mismos derechos que los demás, quizás tengamos que empezar a tratarnos con respeto y no juzgar tan alegremente.

Interesante verlo...




En estos días que tanto hablamos de himnos y pitos, de banderas e ideologías, de blancos y negros, de payos y gitanos, de pijos y perro-flautas, de...

Quizás deberíamos comportarnos más como animales, como el perro y el gato. Espero que antes de juzgar algo o a  alguien te acuerdes de esta historia y te tomes tu tiempo.

Y me despido como siempre deseándote un magnífico fin de semana, salud y éxitos.

José María Gomaríz

Muchas gracias.
Un saludo.

domingo, 7 de junio de 2015

Los genios que llevas dentro. Feliz fin de semana.

Hola genio¡¡

¿Que tal te ha ido la semana? Espero que muy bien.

Aunque un poco más tarde de lo habitual esta semana (por lo que te pido disculpas)me gustaría hablarte de genios. De esos "genios" que todos llevamos dentro.

Éste término lo solemos usar con diferentes significados y sentidos. Llamamos genio a las personas que destacan de manera extraordinaria en alguna actividad o tienen un talento especial en algún conocimiento o habilidad. Pero también llamamos genio al carácter o temperamento de las personas. 

Estoy convencido que todos tenemos en parte los "dos genios" dentro. Posiblemente estés pensando...¿Genio yo? si no destaco en nada... Obsérvate con atención y te sorprenderás las cosas maravillosas que haces y que has hecho hasta hoy, ¿Has traído un hijo@ al mundo?, ¿Has salvado alguna vida?, ¿Has impedido alguna injusticia?, ¿Has ayudado a alguien?, ¿Has consolado a alguien?: Si te observas comprobarás que haces cosas que no todo el mundo hace y como ser único e incomparable, eres especial. A veces basta con detenerte a observarte.

Pero también llevamos dentro el otro genio, el carácter. Este que en ocasiones sube de temperatura (de ahí temperamento) que nos enciende y nos transforma de Doctor Jekill a Mister Hyde. En coaching e inteligencia emocional lo llamamos "El secuestro de la amígdala".


¿Has perdido alguna vez los estribos y has dado una respuesta desproporcionada a alguien? Seguramente si. En ocasiones sufrimos este tipo de secuestros emocionales, esto pasa por que hemos reaccionado y dado respuesta desde nuestro sistema límbico, nuestro cerebro emocional. 

En esta zona se encuentra la amígdala que se encarga de procesar la información. Funciona como si de un vigilante jurado  o guardaespaldas se tratase, está continuamente preguntándose ¿Esto es peligroso para mi?, ¿Me hará daño?, ¿Me da miedo?, ¿Me está ofendiendo?, busca respuestas y si son afirmativas nuestros sistema nervioso reacciona para defenderse de la amenaza.

Cuando esto nos ocurre segregamos las hormonas necesarias para huir o luchar, se nos acelera el pulso, reducimos nuestro campo de visión poniendo el foco en el enemigo para concentrarnos en el peligro. Así esquivamos al neocórtex (nuestro cerebro pensante y racional) volviéndonos más instintivos. Gracias a la amígdala nuestros antepasados huían o atacaban para eliminar la sensación de peligro de alguna amenaza animal o humana, lo que les sirvió  para la supervivencia y  la evolución.


El secuestro emocional se produce por la reacción rápida ante un peligro o amenaza, pero... ¿Qué podemos hacer al respecto?, ¿Cómo podemos evitar nuestros impulsos para no hacer o decir algo que luego podamos arrepentirnos? En mi opinión, creo que el secuestro de la amígdala nos seguirá sirviendo para huir o defendernos de un ataque real, pero llevándolo a un terreno más actual y a nuestro día a día, si que podemos intentar gestionarlo aunque no siempre lo consigamos.

¿Has tenido alguna discusión personal o profesional en la que has reaccionado de forma inadecuada y luego te has arrepentido? Seguramente, esto nos ocurre a todos. ¿Alguna vez has pensado... "lo cogía y le", "Es para darle de host...", "lo despido", "me despido", "no le hablo más" etc.? si sólo lo has pensado y no lo has hecho es por que lo pasaste por tu cerebro pensante y racional sin llegar a sufrir el secuestro de la amígdala.

Respondiendo a la pregunta...¿Qué podemos hacer para no reaccionar de manera desproporciona que luego podamos arrepentirnos? te diría que uses la técnica de las 3 "R". Cuando detectes que estás empezando a enfadarte y/o que puede empezar una discusión (amenaza o peligro), cállate y...


RESPIRA, haz unas respiraciones profundas, dos, tres las que necesites, te ayudará a calmarte.

RAZONA, durante los 5 o 6 segundos que estás respirando profundamente y calmando tus pulsaciones, piensa lo que vas a decir y las consecuencias que puedes tener, de esta forma pasas la información por tu neocórtex ayudándote a reaccionar de forma más lógica, racional y coherente.

RESPONDE,  responde desde la racionalidad siendo consciente del volumen de tu voz, tono, lenguaje, fisiología, etc. intentando mostrar tu lado amable e interés en resolver una situación de forma civilizada.

"Entre lo que piensa, 
lo que quiere decir, lo que cree decir, lo que dice, lo que quieres oír, lo que oyes, lo que crees entender, lo que quieres entender y lo que entiendes…"
"Existen 9 posibilidades de no entenderse."

Hoy me gustaría dedicar especialmente y con vuestro permiso este post a la persona que me ha pedido que escriba sobre este tema. 

Me despido como siempre, deseándote un feliz fin de semana, salud y éxitos.

José María Gomaríz