Hola a tod@s. Aquí estoy otro viernes mas fiel a mi cita con vosotros.
Hoy me gustaría compartir un cuento que leí hace mucho tiempo y que me hizo tomar conciencia de lo realmente importante en mi vida.
Cuenta la historia que un hombre viajaba por el mundo buscando un lugar idílico para vivir, iba de aquí para allá y cambiaba de ciudad frecuentemente.
Un día poco antes de llegar a un nuevo pueblo, vio un montón de gente que salía del cementerio que había en las afueras. Se acercó al cementerio y entró, miró la lápida y comprobó que era de un niño de 9 años, empezó a mirar otras lápidas y vio que eran todas de niños, de 5 años, de 7, de 4, etc.
El hombre salió aterrado, desolado se sentó en una piedra y comenzó a llorar, había mirado todas las lápidas y la persona con mayor edad no superaba los 12 años.
Llegó el cuidador del cementerio y le preguntó: - Señor, ¿Está bien?, ¿Es por algún familiar?
A lo que el viajero respondió: - No señor, verá usted. ¿Qué maldición hay en este pueblo para que todos los niños mueran?, ¿Es una plaga?, ¿Alguna enfermedad quizás?
El cuidador sonrió y le dijo: - Tranquilícese, aquí nunca mueren los niños, verá. Hay una tradición en este pueblo, cuando cumplimos los 15 años nos dan una libretita, nos la guardamos y la llevamos siempre encima, cada vez que disfrutamos de algo intensamente apuntamos cuanto tiempo ha durado y que ha sido, el primer beso, el primer amor, una fiesta con amigos, etc. Cuando alguien muere miramos en su libretita y sumamos los momentos que hay apuntados, por que en este pueblo pensamos que el tiempo disfrutado intensamente es el tiempo que realmente hemos vivido.
Fin de la historia.
¿Qué conclusión extraes de esta fábula?. Teniendo en cuenta esta historia, ¿Te atreverías a apuntar durante 30 días cuántas horas has vivido?
Esta reflexión puede ayudarnos a tomar conciencia si realmente estamos viviendo la vida que queremos o si queremos cambiarla.
Te invito a compartir este post y a comentarlo si lo estimas oportuno.
Y como cada viernes, feliz fin de semana, salud y éxitos.
José María Gomaríz
Muchas gracias.
Un saludo.
