sábado, 25 de enero de 2014

Meterse en los zapatos del otro. Feliz fin de semana.

Hola a tod@s¡¡¡ 

Para unos será viernes tarde y para otros posiblemente ya el lunes, lo reconozco, me ha vuelto a coger el toro y te envío mi feliz fin de semana un poco tarde para que lo recibas antes de terminar de trabajar la tarde del viernes, pero estas son las cosas del directo, que le vamos a hacer. Discúlpame.

Hoy me gustaría dejarte una reflexión para que te pongas en la piel de otro/a o como a mi me gusta decir "Meterme en los zapatos de otro", esta expresión no significa otra cosa que no sea respeto, tolerancia, comprensión, solidaridad, humanidad, empatía, de eso que muchos carecen y que se les ve el plumero nada mas verlos.

Sin querer entrar en detalles ni poner ejemplos concretos, como cambia tu punto de vista cuando eres cliente a cuando eres proveedor de cualquier producto o servicio, cuando vas a un restaurante a si tu eres el camarero, cuando eres conductor a cuando eres el peatón, si tu llevas prisa o si no la llevas, si tu equipo es el que va ganando o es el que va perdiendo.

Cada día, nos encontramos con situaciones que posiblemente no nos gusten y que lleguen o puedan llegar a molestarnos, pero antes de juzgar y/o de reaccionar "TODOS" deberíamos hacer un pequeño acto de "Meternos en los zapatos del otro" durante unos segundos y luego con calma decidir como te va a afectar  o no. 

La verdad es que no es nada fácil, cada persona tenemos una manera de ver las cosas según nuestras experiencias, nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestro entorno, desde que nacemos con "el disco duro vacío" vamos grabando en él todo lo que nos ocurre y según los resultados de nuestras experiencias actuamos posteriormente, si a ti de pequeño te mordió un perro, es mas que probable que hoy no te gusten estos adorables animalitos, todo es cuestión de perspectiva y experiencias vividas.

Os voy a contar una pequeña historia, probablemente te haya podido pasar a ti algún caso similar y hayas juzgado algo o a alguien y luego hayas cambiado tu opinión, haz el pequeño esfuerzo de no juzgar mientras la lees y luego reflexiona y respóndete como hubieras actuado.

En un autobús repleto de gente, iba un padre con sus dos niños de 4 y de 5 años. Una niña preciosa con sus dos coletas y el pequeñajo pelirrojo con su carita llena de pecas, los dos iban jugando, persiguiéndose y correteando entre los demás pasajeros, a los pocos minutos los pasajeros del autobús, empezaron a murmurar y a señalar a los niños, poco a poco los comentarios iban aumentando en cantidad y volúmen, algunos pasajeros empezaron a molestarse e increpar al padre de los niños, haciéndole ver lo molestos que estaban llegando a ser sin que él hiciese nada por evitarlo. El padre, parecía estar ausente, sin escuchar ni atender a las quejas, hasta que una señora le gritó y le dijo:
 -¡Oiga usted! ¿Es que usted no ve que sus niños están molestando?
A lo que el padre muy amablemente y en un tono de voz muy amable le respondió: 
Disculpe señora, si que veo que mis hijos están felices, riendo y jugando dentro del autobús y esto puede molestar a otras personas, pero vengo del hospital de ver a mi mujer, su madre, que acaba de fallecer y no tengo ni la menor idea de como decírselo y he preferido esperar para contárselo en casa.
En ese momento todo el mundo enmudeció, solo el ruido de los niños jugando y sus risas se oían.

Fin de la historia.



Ahora piensa, el hecho que los niños corran entre los pasajeros ¿ha cambiado?, no, solo a cambiado la percepción del resto de pasajeros al conocer ¿por que? el padre no les decía nada, muchas veces nos ocurre esto, juzgamos los actos de alguien sin saber los motivos que tiene la otra persona para actuar así.

Hasta la próxima, feliz fin de semana, salud y éxitos.

José María Gomaríz

Muchas gracias.
Un saludo.