viernes, 15 de agosto de 2014

Victoria. Feliz fin de semana.

Buenos días a tod@s, estoy disfrutando de mis merecidas vacaciones, pero no por eso iba a dejar de escribirte esta semana. Cierto es que algunos leeréis esto el lunes, pero igualmente te deseo feliz fin de semana y feliz semana.

Hoy me gustaría contarte una de las leyendas de Paganini, sobre Paganini se crearon innumerables leyendas que él mismo se negaba a desmentir, entre otras cosas por que le permitían llenar los teatros. La anécdota más extendida encierra una interesante moraleja.

Cuentan que en una ocasión actuaba ante un auditorio repleto de admiradores. Su intervención fue soberbia y las notas emergían del violín con una belleza incomparable. De pronto, una de las cuerdas del violín se rompió, el director se detuvo, la orquesta paró y el público enmudeció; pero Paganini continuó extrayendo milagrosos sonidos de su violín Guarnerius. El director y la orquesta admirados volvieron a tocar, todos pensaron que era un artista sobrenatural.

Al poco tiempo, otro sonido extraño interrumpió el ensueño de la platea, otra cuerda del violín de Paganini se rompió; el director paró de nuevo, la orquesta paró también. Paganini siguió tocando como si nada hubiera ocurrido, sacando sonidos imposibles. El director y la orquesta absolutamente impresionados retomaron la partitura. Aún faltaba lo mejor, una tercera cuerda del violín de Paganini se desgarró; el teatro entero dejó de respirar, pero Paganini prosiguió tocando con la única cuerda que le quedaba, como un acróbata musical, arrebatando mágicamente  las notas imposibles de su maltrecho violín.

                                             


Lo cierto históricamente era que el virtuosismo de Paganini embelesaba a todos. Podía interpretar obras de gran dificultad únicamente con solo una de las cuatro cuerdas de violín (la de Sol, retirando previamente las otras tres de modo que no interfirieran durante la actuación), y continuar tocando a dos o tres voces, de forma que parecían ser varios violines los que sonaban. Tanto asombraba al público de la época su técnica que se llegó a rumorear que existía algún  pacto diabólico en su famoso instrumento de cuerda de la luthería Guarneri. (Hoy recogido en el Museo de Génova.) Paganini con su Guarnerius podía reproducir la voz humana y vocalizar el nombre de las personas, de ahí que dijesen que su violín encerraba el alma de mujeres de hermosa voz.

Esta historia nos deja una lección de profesionalidad y perseverancia brutal, hay veces que la vida nos va retirando recursos gradualmente a todos, unos abandonan pronto, pero otros sacamos el Paganini que llevamos dentro y seguimos adelante sin rendirnos nunca. Victoria es el arte de continuar cuando otros deciden desistir.

José María Gomaríz

Muchas gracias.

Un saludo.