Hola a tod@s.
Por fin viernes, ¿Cómo ha ido la semanita?, ¿Bien? ¡¡Perfecto!! Así me gusta.
Quiero agradecer antes de nada los mensajes que recibí la semana pasada sobre el post "Los genios que llevas dentro" , es un placer saber que os gustó. Hoy me gustaría compartir con vosotros una fábula, que hace mucho que no os escribo una.
Cuenta la historia, que una familia con dos niños adoptaron a un gatito recién nacido, el papá quiso regalárselo a sus hijos para que aprendieran a valorar y ayudarlos a ser más responsables. Pasados un par de meses, estaban jugando los niños en el jardín con el gatito y apareció el vecino con sus dos hijas y un cahorrito de pastor alemán. Los niños al ver el perro salieron corriendo a contárselo a su papá.
El hombre se acercó al vecino y le dijo: Tendrás que tener cuidado porque tu perro podría matar a mi gato. A lo que éste respondió: De ninguna manera, mi perro es un cachorro, crecerán juntos y serán amigos, ya lo verás, no habrá ningún problema.
Y así fue, los dos cachorros crecieron juntos y eran dignos de ver revolcándose en el jardín jugando, unas veces en casa del perro y otras en la del gato.
Habían pasado al menos tres años y al llegar el verano, el dueño del gato se fue a pasar un fin de semana a la playa con su familia. El domingo por la tarde, la familia del perro estaba sentada en su jardín cuando de repente... apareció el perro con el gato entre sus dientes, sucio de sangre y tierra, el gato estaba muerto.
En unas horas llegarían los vecinos de la playa y todos los miembros de la familia se preguntaban que podrían hacer, mientras el pobre perro se lamía las heridas que le había provocado la brutal paliza.
El más pequeño de los hijos dijo - ¡Tengo una idea! Lo bañamos, lo secamos con el secador y lo dejamos limpito en su jardín. Y así lo hicieron, cogieron al gato lo bañaron , asearon, secaron y lo pusieron en el jardín como si estuviera durmiendo. Parecía que estaba vivo.
Al llegar los vecinos a su casa se escucharon los gritos de los niños, no habían pasado cinco minutos cuando llamaron a la puerta del dueño del perro y éste les preguntó - ¿Que ha pasado?. El vecino dijo - el gato había muerto... no entiendo como apareció de nuevo aquí.
¿Cómooo? Dijo el dueño del perro.
Si, murió el viernes por la mañana y mis hijas lo enterraron en el jardín de casa antes de irnos a la playa.
Fin de la historia.
Reflexiona sobre este cuento, imagínate la cara del dueño del perro después de haberle pegado una brutal paliza al pobre animal. El héroe y protagonista de esta historia, el perro, seguramente estuvo buscando a su a amigo por el jardín todo el fin de semana, posiblemente desesperado al olfatear y comprobar que estaba en peligro (enterrado), escarbaría hasta poder rescatarlo y como no podía ser de otra manera, se lo lleva a sus dueños para que intenten salvarlo.
Quizás los seres humanos deberíamos aprender a no prejuzgar con tanta rapidez, quizás deberíamos empezar a vernos como visitantes de este planeta con los mismos derechos que los demás, quizás tengamos que empezar a tratarnos con respeto y no juzgar tan alegremente.
Interesante verlo...
En estos días que tanto hablamos de himnos y pitos, de banderas e ideologías, de blancos y negros, de payos y gitanos, de pijos y perro-flautas, de...
Quizás deberíamos comportarnos más como animales, como el perro y el gato. Espero que antes de juzgar algo o a alguien te acuerdes de esta historia y te tomes tu tiempo.
Y me despido como siempre deseándote un magnífico fin de semana, salud y éxitos.
José María Gomaríz
Muchas gracias.
Un saludo.
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