¡Hola! ¿Qué tal estás? Espero y confío en que muy bien.
La semana pasada me permití no escribir el post semanal, espero que lo entiendas. Tras casi tres años escribiendo cada semana, me sobrarían dedos de una mano para contar las semanas que no te he escrito, quizá dos o tres a lo sumo.
A veces me he enfadado conmigo mismo por no haber escrito el viernes y haberlo hecho el sábado, incluso algún domingo. Me molestaba faltar a mi compromiso de escribir cada semana contándote alguna historia, fábula, reflexión o compartir alguna herramienta o consejo que pueda servirte.
A veces me he enfadado conmigo mismo por no haber escrito el viernes y haberlo hecho el sábado, incluso algún domingo. Me molestaba faltar a mi compromiso de escribir cada semana contándote alguna historia, fábula, reflexión o compartir alguna herramienta o consejo que pueda servirte.
En ocasiones me he planteado tomarme un descanso, incluso cambiar la periodicidad y en vez de escribir cada viernes por obligación, (“obligación que yo solo me he impuesto”), escribir cuando realmente quiera y pueda. Sobre todo para evitar el malestar que me provoca no poder escribir por falta de tiempo, incluso de inspiración.
Estoy en una etapa de mi vida en la que valoro mucho mi tiempo, valoro mucho si lo que hago es realmente lo que me gusta y quiero hacer, si lo hago por placer o por deber. No significa que quiera eludir mis obligaciones, sino de saber elegir a qué y quién dedico mi tiempo, saber decir “NO” y punto, y no sentirme culpable por ello.
Estoy en una etapa de mi vida en la que valoro mucho mi tiempo, valoro mucho si lo que hago es realmente lo que me gusta y quiero hacer, si lo hago por placer o por deber. No significa que quiera eludir mis obligaciones, sino de saber elegir a qué y quién dedico mi tiempo, saber decir “NO” y punto, y no sentirme culpable por ello.
Ultimamente, estoy siendo muy consciente de qué siento en cada momento y cómo gestiono mis emociones.Y aunque opino que las emociones no son ni buenas ni malas, ni positivas ni negativas, por más que algunos se empeñen. Si que de un tiempo a esta parte, cuando algo o alguien me genera emociones poco o nada placenteras como enfado, malestar, rabia, miedo, etc. me hago una serie de preguntas como…
¿Por qué?, ¿Para qué?, ¿Qué información me da?, ¿Es realmente para sentirme así?, ¿Qué pasaría si finalmente no son las cosas como yo las pienso?, ¿Y si ocurriera y estoy en lo cierto?, ¿Qué podría hacer para evitarlo?, ¿En qué me beneficia pensar o sentirme así?, ¿Y si cambio mi enfoque o mi modo de verlo?, ¿Puedo hacer algo para cambiarlo?, ¿Depende de mi o de otros?, ¿Realmente quiero?, ¿Me apetece?, Si sólo tuviese un año de vida, ¿Lo invertiría en hacer X?.
Las respuestas a estas y algunas preguntas más me ayudan a elegir que emoción quiero sentir y a elegir mi estado de ánimo y actitud.
La semana pasada, aprovechando el fin de semana y el puente del Día del Pilar, nos fuimos mi mujer y yo unos días a descansar y a conocer Madeira. El viernes empecé a escribir un post que no llegué a terminar. Empezaba a escribir y al llegar a la segunda o tercera línea, borraba y empezaba de nuevo. Tras dos o tres intentos, cerré la tapa del portátil y me dije… “Mañana”, ya sabes el fin de la historia, no lo escribí.
Durante el sábado y el domingo, cada vez que recordaba que no había escrito me hacía sentir mal, me enfadaba conmigo mismo. Pero a la vez me parecía injusto robarle tiempo a mis vacaciones y a estar con mi mujer, que es lo que realmente me apetecía. Por lo que decidí darme permiso para no escribir ese fin de semana y así pasar el resto de días disfrutando sin sentirme culpable.
Te invito a que la próxima vez que algo o alguien te moleste, te observes y estés muy consciente de cómo te afectan las respuestas que te das, cómo y por qué se desencadena en ti el enfado o malestar, cómo te sientes ante una misma situación dependiendo del significado que le des y como lo interpretes. Intenta darte permiso para hacer lo que te apetece sin sentirte culpable, en muchas ocasiones decir “No” no es tan difícil, basta con darte permiso. No pasa nada si no quieres ir a la cena de tu amiga o de tu cuñado, no pasa nada si rechazas una invitación personal o profesional, no pasa nada si dices… Gracias, no me apetece. Quizá otro día.
Date permiso para hacer lo que realmente quieres y te gusta, verás como en la mayoría de ocasiones la vida continúa y no has provocado ninguna catástrofe. Quizá somos nosotros los que le damos un significado e importancia a las cosas que el resto no le da, quizá si nos vamos unos días a descansar nuestro negocio no se hunde, quizá si nos regalamos una escapada con nuestra pareja no dejemos de ser buenos padres, quizá debamos invertir más tiempo en ser felices y disfrutar de lo que queremos. Quizá...
Así que vive, se feliz y disfruta que son cuatro días.
Con esto me despido, feliz fin de semana, salud y éxitos.
Gracias.
Salud y éxitos
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